Hola, cibernavegante. Recibe una calurosa bienvenida a mi blog, mi espacio personal donde expreso mis ideas y pensamientos, donde reflexiono y critico la sociedad humana y sus raras costumbres. Espero que te animes a comentar y así generar entretenidos debates, sobre todo porque es casi seguro que no eres lo que yo, un gato.

lunes, 21 de enero de 2008

¡Qué susto!

Hoy por la mañana salí a dar un paseo. Fui a visitar a mi viejo amigo Sancho, que vive en la casa de la esquina que queda frente a la nuestra. Conversamos de varios temas y el tiempo se pasó más que rápido. Es que siempre es interesante y entretenido hablar con amigos de experiencia, cuentan muchas historias. Pero cuando ya nos habíamos despedido -cerca de las 13 horas- sucedió lo inesperado.

Me disponía a salir de su casa cuando allí, frente a mí y sin dar un simple aviso, se presentó esa bestia, ese monstruo malvado llamado Sebastián. Con la mitad del cuerpo fuera de la casa y con ese malévolo niño corriendo hacia mí tomé una pésima decisión: terminar de salir en vez de entrarme.

Al salir, el niño corrió con todas sus fuerzas tras de mí. Fue una persecusión terrible. Sebastián corre rápido y, para peor, hace muchísimo tiempo que yo ni siquiera trotaba. Iba a cruzar la calle para trepar la muralla de mi casa, pero luego pensé que no sería capaz de subir tan rápido y que aquel monstruo me atraparía, así que cambié de rumbo y corrí hacia la reja de mi casa.

Pero luego lo pensé mejor y tampoco estuve seguro de poder pasar por entre los barrotes a esa velocidad, así que corrí por la calle y decidí huir a la casa del vecino. En eso estaba cuando delante mío divisé a la mamá de mi perseguidor muerta de la risa. Como pude la esquivé y seguí mi desesperada carrera. La reja del vecino estaba abierta así que entré. Miré hacia atrás y el niño había desaparecido. Salté para trepar la muralla y me resbalé. Ahí escuché a uno de mis "dueños" soltar una carcajada. Lo intenté de nuevo y lo logré, escapando por fin del peligro. El monstruo estuvo a punto de alcanzarme.

Para qué les cuento lo cansado que quedé con la carrera. Creo que tendré que ponerme en forma y hacer algunos ejercicios. Uno nunca sabe si unos kilos de más serán la diferencia entre tener cola o no.


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